Influencers se juegan su marca personal en TV

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Artículo escrito por unicornia Dreams / Imagen procedente de Brand Quartely

Poco a poco se va desmitificando aquel adagio que dice “lo que no sale por la tele, no existe”. Contrariamente hoy muchos millennials crean una marca personal potente y exitosa sin necesidad de aparecer en la tele.

No obstante, la televisión sigue siendo un medio muy cotizado dentro de la cultura mediática por su capacidad de convertir en popular todo lo que toca. Si no fuera así las empresas no invertirían tanta publicidad en este medio, que por el momento es el más poderoso y el que más dinero mueve.

Pero la dinámica de una marca corporativa de empresa no es equivalente a la personal. Habitualmente las empresas lanzan sus mensajes publicitarios en spots medidos o ceden sus marcas a programas afines que han estudiado previamente.

De otro lado, el riesgo es mayor para los influencers que no solo intervienen en spots publicitarios – donde sí tienen un control sobre su imagen – sino además se involucran en programas televisivos que exigen un mayor compromiso personal.

A pesar del fenómeno transmedia, televisión e Internet no siempre tienen que ser caminos de ida y vuelta. Aún considerando ciertas contraindicaciones, algunos influencers estiman por una cuestión estratégica las ventajas de expandir su marca personal.

Aquí repasamos algunos casos importantes que prometen no ser los únicos:

- Dulceida y Madame de Rosa (Quiero ser):

Como un guante. Estas populares influencers acertaron en participar en un programa que parecía hecho a su medida. Este talent show de Telecinco en España promocionaba la carrera de algunas jóvenes millennials que querían hacer carrera como influencers en el sector de la moda.

Dulceida y Madame de Rosa ejercían de pigmalión dando clases de estilismo. El riesgo era mínimo para un sector tan afín. Ambas ganaron soltura y naturalidad con el paso del tiempo. El programa cumplió su cometido y las influencers reforzaron su marca personal en el sector moda. Especialmente significativo el caso de Dulceida que ahora es la nueva imagen de Dolce & Gabbana.

- Pelayo Díaz (Cámbiame)

Otro acierto de pleno. Gracias a este programa cuasi blanco, el conocido influencer se ha hecho todavía más famoso para un público heterogéneo y no necesariamente seguidor de la moda.

Junto a la estilista Cristina Rodríguez y la it-girl Natalia Ferviú, este influencer también conocido como Príncipe Pelayo cumple el sueño de muchas personas que quieren dar un giro radical a su look como parte de un proceso de transformación personal. Un cuento de hadas al estilo moderno.

El feedback suele ser positivo si bien existe un riesgo de reputación en función del buen hacer como estilista. Se trata de un programa diario luego las posibles críticas pueden enmendarse en siguientes programas.

- Alex Gibaja (GH VIP):

El instagramer dio un salto al vacío en un formato que para él reportó más penas que glorias. Su hasta entonces impoluta impoluta reputación se vio salpicada por la polémica del reality show donde Gibaja se movía inseguro a golpe de discusiones. Para un ser aparentemente tan naïf los enredos que se formaban en la casa le dejaba en tierra de nadie, algo que sometía a constante fricción su marca personal.

En el lado opuesto se encuentran los influencers que miden sus pasos concienzudamente a sabiendas de que cualquier paso en falso puede deteriorar la marca personal, por tanto no acaban de confiar en las ventajas de la TV.

Es el caso de ElRubius que ha construido de su marca personal un imperio que por nada del mundo quiere derrumbar.

Lejos de YouTube ElRubius hace gala de un carácter más hermético, ajeno a los titulares. Concede muy pocas entrevistas y, aunque lo intentó en los grandes medios, ha descubierto que no es lo suyo.

En YouTube encuentra el medio ideal para explorar su libertad creativa donde sus seguidores le entienden como nadie. Eso no impide participar en campañas medidas como el anuncio televisivo de un archiconocido refresco. Con su ejempo demuestra que es buena la exposición, pero sin quemarse.