
No fue hasta el siglo pasado que las mujeres se incorporaron de pleno derecho en la sociedad civil, hasta entonces limitadas en su mayoría al cuidado del hogar y familia. Incluso en una retrospectiva al s. XX las diferencias son abrumadoras entre sus inicios y final.
Una conquista progresiva de derechos (sufragio femenino, autonomía salarial, reconocimiento institucional…) que aún hoy demanda otros nuevos y necesarios (erradicación de la violencia de género, igualdad salarial…).
Mujeres intelectuales, artistas, escritoras...eran la sombra detrás de los hombres sino invisibles a todos los ojos. Su destino en la mejor de la suertes estaba supeditado a sus maridos y padres, bajo el nombre encubierto de un hombre o de unas iniciales poco sospechosas.
También las chicas de los carteles, no las modelos que posan frente a los pintores, sino de las mismas diseñadoras creadoras fueron - como el resto - indistintamente discriminadas.
Así lo muestra una de las exposiciones más interesantes en Londres “Poster girls”, un siglo de arte y diseño en el London transport museum donde se celebra la riqueza de estas diseñadoras femeninas y olvidadas que son artífices de algunos de los carteles más potentes en los últimos 100 años.
"La historia de las mujeres en el diseño gráfico del siglo XX ha sido criminalmente descuidada", reprocha David Bownes, director del museo "Sería tremendo si pudieran recibir el mismo reconocimiento que colegas masculinos famosos".
La exhibición con más de 150 posters se inicia en 1910 hasta nuestros días explorando diferentes estilos gráficos y la historia de sus diseñadoras. En estos tiempos primeros las oportunidades de las ilustradoras se vinculaban unicamente a la ilustración de libros y revistas.
El primer afiche conocido por una mujer fue el de Ella Coates en el tram Kew Gardens, si bien no firmó su obra con el nombre original.
Luego las décadas de 1920 y 1930 lucieron un estilo Art Decó más audaz con bloques de colores y formas geométricas, para volver a un estilo más ilustrativo después de la Segunda Guerra Mundial.
Precisamente nuevas libertades sociales y políticas después de la guerra, unido a un acceso más fácil a la educación artística, resultó determinante para que ser diseñador fuera una opción de carrera viable para las mujeres. No obstante las condiciones laborales poco diferían con unos diseñadores masculinos mejor remunerados y promocionados respecto a las mujeres.
Si bien en periodo de guerra algunas pocas mujeres diseñadoras persiguieron a contracorriente su sueño. Es el caso de Laura Knight, quien estudió a los 13 años en la Escuela de Arte de Nottingham y a los 15 años ya enseñaba a algunos de los estudiantes de arte de su madre.
También Dora M Batty cuyo trabajo promocionado por Underground Group publicitaba viajes "desde el campo hasta el corazón de la ciudad en 30 minutos". Más de 50 diseños que le hicieron una de las diseñadoras más prolíficas pero también más subestimadas.
O Doris Zinkeisen quien con mayor fortuna gracias a su amistad con personalidades como Noel Coward y Anna Neagle le valió conseguir encargos importantes.
Después de 1945 esta situación un tanto clandestina cambió por suerte. La industria de la publicidad crecía con fuerza mientras que las mujeres acudían en tropel a las escuelas especializadas "El diseño fue visto como 'algo apropiado' para las mujeres" explica Bownes.
Ya en la década de 1950 Sheila Stratton sorprendía con un diseño increíblemente moderno, mientras que la década de 1960 los carteles más audaces dieron paso a un enfoque más ilustrativo.
La exposición guarda todavía muchos más nombres de diseñadoras únicas y valientes cuando su voz apenas contaba. Como bien dice Bownes "No deberían ser diseñadoras 'femeninas', deberían ser los 'mejores' diseñadores".



