6 a.m y el garito casi cierra a golpe de copas. Cenicienta duda de seguir la fiesta en algún que otro after hour pero ha perdido a su chico Enrique. Seguramente se ha quedado rezagado en el interior. Tras 10 min. de espera Cenicienta por fin ve a su novio salir el último de la disco. Con el consiguiente cabreo la joven tira millas mientras Enrique intenta seguirle.

A pesar de llevar zapatos con tacón de aguja, Cenicienta corre a tal velocidad que parece una de esas expertas participantes en carreras de tacones.

No obstante a una manzana de su edificio a la joven se le rompe uno de los tacones. Ni corta ni perezosa se quita el otro zapato y corre hasta llegar a su piso.

Con la puerta en las narices Enrique no ha podido alcanzarla. Mañana será otro día y podrán charlar con más calma - piensa-. En el camino encuentra el zapato roto de su chica, y entonces decide comprarle otro nuevo par.

Ya en casa, Cenicienta no sabe lo que más le ha dolido; si la discusión que tuvieron dentro de la disco, el estropicio de sus zapatos preferidos o sus pies magullados. Antes de acostarse la joven duda de que Enrique sea su principe azul, demasiados desplantes en solo un año de relación. Lo que es seguro que al día siguiente se comprará unos zapatos nuevos.

En modo on 'Sexo en Nueva York' Cenicienta se enamoró esa misma mañana de los Manolo Blanik "Tartonacri" en gris satén y al más puro estilo royal.

- "El zapato más bello del mundo" – pensó la jóven.
Y es que a falta de novio también son buenos los Manolos.

De repente llamaron a su puerta; era Enrique. No iba a darse tan pronto por vencido. Después de mucho insistir Cenicienta le abrió la puerta.

Antes de que ésta pudiera anticiparse Enrique le sorprendió con una caja de zapatos. La joven abrió la caja y descubrió unos loquísismos Saint Laurent, los nuevos zapatos con tacón y ruedas Anya 100 Patch Pump Roller.

"Para que la próxima vez puedas correr sin que se te rompan los tacones" – dijo Enrique.

Cenicienta no puedo evitar soltar una inmensa carjada y al mismo tiempo recordar ese sentido del humor que tanto le había enamorado. Nunca antes un zapato había provocado tal reacción. Cenicienta encontró el zapato más divertido del mundo.