Cuando la sequía amenaza nuestro planeta Tierra
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Artículo escrito por Unicornia Dreams / Imagen autoría de Feroze Babu

En el desenlace de la mítica película “Lo que el viento se llevó” el personaje de Scarlett O'Hara juraba en tono dramático "Aunque tenga que estafar, ser ladrona o asesinar, a Dios pongo por testigo de que jamás volveré a pasar hambre".…mientras la otrora fértil y roja tierra de Tara se convertía en polvo en manos de O'Hara. La época de esplendor y ricos campos de algodón dio paso a la destrucción y sequía.

Mañana será otro día...pero esta escena no es alegórica sino más real a la hora de analizar la actualidad.

El cambio climático enseña sus primeros signos cada vez más severos cuando la sequía es ya un problema presente.

Las últimas noticias ponen el foco de atención en España y Portugal. En el caso de España, a pesar de ser el país con más embalses por habitantes en el mundo, persisten en pleno otoño los problemas de abastecimiento y precipitaciones. No en vano las cifras que se manejan advierten de que estos embalses han alcanzado su nivel más bajo en los últimos 22 años con el 37,3 % de su capacidad total.

Por su parte Portugal registró el pasado octubre el mes más seco en los últimos 20 años. Esta es razón para que su gobierno haya intensificado una campaña por el ahorro de agua sabiendo que el país se encuentra en sequía severa (24.8%) o extrema (75.2%).

Por ejemplo, un anuncio lanza el mensaje de “un minuto de atención” porque "un grifo abierto durante un minuto puede gastar 12 litros de agua". En esta línea la Agencia de Medio Ambiente de Portugal y la Agencia Reguladora de los Servicios de Agua y Residuos (ERSAR) indican que, según las Naciones Unidas “un ser humano necesita 110 litros de agua por día”.

Hasta no hace mucho se pensaba que la sequía era un problema confinado al tercer mundo, pero hoy es un problema global que afecta especialmente en el sur de Europa, pero también en buena parte de EE.UU y Latinoamérica. Basta imaginar que los costes humanos y económicos de África se trasladen a occidente.

Así, las niñas procedentes de las zonas rurales de África que nacen durante sequía grave tienen más posibilidades de crecer pobres y malnutridas. Una consecuencia lógica si pensamos que la tierra yerma y sin vida impide el desarrollo de la agricultura y ganadería.

Según informa Reuters estas sequías destruyen suficiente producción para alimentar a 81 millones de personas todos los días durante un año, lo que equivale a la población de Alemania (datos aportados por el Banco Mundial).

Al respecto Greenpeace alerta de que la sequía tendrá efectos dramáticos si no se anticipan medidas. Julio Barea, responsable de campaña de la ONG en España, pone su mirada en la situación de este país con un tercio del territorio amenazado por la desertificación.

“Sin embargo, la política agraria ha apostado por una agricultura de regadío sobredimensionada y no adaptada al clima mediterráneo que consume el 84,3% del agua, según los últimos datos del INE (2015). El resto, un 15,7% se lo reparten el abastecimiento y los usos industriales”.

De acuerdo a su opinión los cultivos de secano que en ningún caso necesitan gran abastecimiento “se han convertido en inmensos consumidores de agua” lo que ha propiciado el descenso de ríos y embalses secos.

El problema responde principalmente a una mala gestión y no a “unos ríos y unos acuíferos en buen estado  que nos asegura el abastecimiento y el riego en épocas de sequía”.

Una opción de futuro para que nuestras tierras sigan siendo fértiles es apostar por una agricultura de conservación y sostenible con técnicas como la cobertura permanente del suelo, uso de cubiertas vegetales, optimización del riego y los fitosanitarios o implementación de márgenes multifuncionales.